Las pinturas rupestres de la provincia de León se encuentran diseminadas por su mitad occidental, principalmente en la comarca del Bierzo. Tras descubrir hace veinticinco años uno de sus yacimientos más importantes, el Furacón de los Mouros, Casimiro Martinferre inició la laboriosa tarea de investigar, una por una, cada pared del entorno, luchando contra el infranqueable matorral y la peligrosa verticalidad de algunos de sus rincones. Para colmo, estaba su determinación de pasar a acuarela sobre el terreno cada uno de los dibujos localizados, trabajo arduo y delicado, máxime cuando se hace colgado de una cuerda o en precario equilibrio al borde de un abismo.
Cada expedición que Casimiro realiza a uno de los yacimientos es un viaje por sí mismo, emanando profundas y cuerdas cavilaciones, intentando averiguar el porqué de aquellas pinturas rupestres, su significado y el motivo de cada ubicación, combinado todo ello en un análisis comparativo de las sociedades prehistóricas con la nuestra actual, con su corrupción política y moral. Al hilo de cada viaje surgen personajes variopintos, retratados magistralmente en situaciones a veces hilarantes, en la que es la faceta más brillante del autor: la descripción del paisaje humano. El exquisito sentido del humor de Casimiro Martinferre, la inacabable riqueza de su vocabulario y su profunda y sincera humildad y sencillez convierten este libro, al igual que sus anteriores trabajos, en una magnífica obra sobre el paisaje y el paisanaje leonés.
Casimiro Martinferre, apasionado de la prehistoria. En 1990 descubrió, por casualidad, las fascinantes pinturas rupestres del Furacón de los Mouros. Los años siguientes se dedicó a explorar el indómito Cañón de Entrepeñas, encontrando seis yacimientos más, desconocidos hasta entonces. Infatigable con su paciente labor investigadora, recientemente ha descubierto otro enclave, Malpaso, de enigmáticos signos. Escritor, articulista de prensa, también destacado fotógrafo cuya obra analógica en blanco y negro es ampliamente valorada.