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   Como en todo mapa que se precie, es imprescindible contar con la ayuda de los habitantes del lugar para descubrir los nombres de los parajes y accidentes geográficos, que en la cartografía oficial suelen aparecen en su mayoría desplazados, mal escritos o ausentes. Es la tarea más ardua del cartógrafo que hace trabajo de campo, ya que no es sencillo encontrar buenos informadores y a veces simplemente incluso encontrar uno solo en pueblos con calles siempre vacías, a lo que hay que añadir que hay que tener conocimiento del terreno para saber situarlos en un mapa, ya que muchos de los parajes no están visibles desde el lugar donde se enumeran, lo que requiere que el informado haya recorrido previamente esos lugares o tenga una visión mental de ellos. También hay que saber qué preguntar para facilitar al informador su tarea.

   Muchos informadores lo han sido brevemente y otros -a los que en su mayoría se preguntó su nombre, aunque siempre hubo alguno reaccio a darlo- dedicaron largo tiempo e incluso más de una entrevista, personal o virtual, para satisfacer las numerosas preguntas que se le refirieron.

  Nélida Gutiérrez Otero, de Villanueva de Omaña, amiga desde hace años, hubo de sufrir varios intensos interrogatorios, sin perder un ápice de su paciencia. Antonio Sabugo Valcarce, de Murias de Paredes, me sorprendió grandemente por su extenso conocimiento de la toponimia de su pueblo y alrededores, realmente sorprendente por el hecho de que no es habitual en alguien joven que no sea ganadero, lo que denota un gran interés y amor por su tierra. César García Almarza es de El Villar de Santiago, primer pueblo de la comarca de Laciana según se deja Omaña por el noroeste, pero una pequeña porción del territorio de ese pueblo entra en el mapa, y fue César el que facilitó la información de ella. La madre de César, Manuela Almarza Bardón, es de Los Bayos, siguiente pueblo a El Villar y primero de Omaña, y entre ella y su hijo cubrieron con varios años de separación -una vez para la publicación del mapa del Alto Sil y otra recientemente, para éste de Omaña- todos los parajes prominentes del entorno de este pueblo. El caso de César es similar al antes citado de Antonio Sabugo, ya que simplemente por puro interés ha aprendido la toponimia de ambos pueblos, sin pertenecer al grupo experto por excelencia en ello, el de los ganaderos. Engracia González Pérez, aunque residente en Cangas del Narcea desde hace muchos años, no ha olvidado el valle donde se asienta su pueblo, Vivero, y desgranó punto por punto sus principales referencias paisajísticas. José Sabugo Álvarez, de Lazado, dedicó una buena media hora de su tiempo a responder a todas las preguntas que se le formularon. Federico Otero, uno de los pocos habitantes perennes de Manzaneda de Omaña, con un trato exquisito y un semblante sonriente y amable en todo momento, fue de inestimable ayuda para poder situar lugares, cotejar la situación de otros y aprender la existencia de algunos más. Horacio Fernández Rubio, vecino no permanente de Posada de Omaña, fue el informante que más tiempo regaló al cartógrafo, sumado a una invitación a conocer su casa, con refrigerio incluido. Su conocimiento del terreno, que en la mayoría de las personas suele circunscribirse a los terrenos de su pueblo y poco más, en su caso trasponía fronteras en todas direcciones, lo que permitió cubrir el territorio de varios pueblos casi al completo. Jesús Peña Mieres y Olga Fernández Sabugo, residentes de fin de semana en Sabugo fueron sumamente amables y ayudaron en lo que pudieron, remitiendo para el resto de dudas al trabajo de toponimia de Sabugo realizado por José Luis Fuentes Suárez. No puedo dejar de mencionar a otros vecinos de los que retuve su nombre, como José Bardón Anelio y su mujer Avelina Álvarez, de Ariego de Arriba; a Eligio Rodríguez, de Inicio; Jesús Osorio Blanco, de Omañón; Manuel Flórez, de Curueña; y otros, de los que sólo aprendí el nombre de pila, como Rafa, de Torrecillo, Mari, de Rosales o los pastores de Abelgas, Pepe y Arcadio.

  Julio Álvarez Rubio, conocido por todo omañés por haber sido galardonado con el título de Omañés del Año 2012, aparte de amigo y de haber estado al tanto de este trabajo, publicó en su día un grueso compendio sobre la comarca de Omaña, que ha servido de inspiración y de fuente de consulta para este trabajo.

  Ivo García Álvarez no es de Omaña, pero sí de un pueblo que aparece en una esquina de este mapa, Igüeña. Aparte de su previa ayuda para averiguar nombres que aparecieron en los libros y el mapa del Alto Sil, recientemente corrigió y amplió algunos datos que se incluyeron en el libro de rutas por El Bierzo, sobre el Alto Tremor, que ahora también se muestran en el mapa de Omaña. Tampoco son omañeses los hermanos Concepción, Nieves y Rafael Álvarez Macías, vecinos del pueblo lacianiego de Rabanal de Arriba, pero un pedazo de los montes de este pueblo sí entra en el mapa, y algunos de los nombres los averigué gracias a ellos. Lo mismo sucede con Víctor Álvarez Bueno, de Salientes, apareciendo en este trabajo muchos de los datos que facilitó, hacia los límites con Montrondo o Vivero. María del Roxo, acompañante habitual en muchas de las rutas de las publicaciones de Calecha Ediciones, gracias a su talante y facilidad comunicativa fue clave en algunas de las ocasiones en que visitó Omaña para contactar con diversos vecinos, de los cuales se pudo obtener valiosa información.