En la mayoría de las hojas topográficas o mapas excursionistas, las fuentes
que se indican son en su mayoría manantiales, es decir, agua que mana
del terreno sin un caño artificial. En la montaña, en general, las
zonas donde brota agua suelen ser frecuentadas por vacas, caballos u
otros animales. Cuando el manantial está en el suelo horizontal, según
mana, el agua se mezcla irremisiblemente con las heces de estos
animales y no es posible obtener agua limpia para beber. Solamente en
los casos en que el manantial sale de un talud vertical, en que el
chorro no entra en contacto inmediato con el suelo, el agua ofrece
garantías de ser potable. En este mapa solamente se han incluido las
fuentes de caño y los manantiales de este tipo. Es muy frustrante
quedarse sin agua en un día de fuerte calor y encontrar que la fuente a
la que nos hemos dirigido, desviándonos de nuestra ruta, para llenar
nuestra botella, es una zona fangosa llena de excrementos de animales.
Tampoco se han incluido ni comprobado fuentes que figuran en otros
mapas que estén muy alejadas de caminos o senderos, que en su mayoría
suelen ser nacimientos de arroyos y sufren el mismo problema.
Algunas hermosas fuentes, cuyo nombre figura en muchos mapas, construidas hace décadas, se encuentran hoy en día en estado de abandono. Están secas y posiblemente lo sigan estando en el futuro. Este tipo de fuentes tampoco se indican en el mapa ya que no aportan nada al montañero sediento y sólo le crean vanas ilusiones.